Nuestro organismo tiene dos cerebros, el sistema nervioso central y las células nerviosas del intestino. Estos dos sistemas nerviosos están conectados entre sí y tienen una comunicación bidireccional. Les compartimos el siguiente testimonio que apoya el concepto de una mejoría de síntomas neurológicos cuando se favorece un buen funcionamiento del sistema digestivo.

Niño de 5 años 4 meses de edad, con estreñimiento desde hacía  un año, con distensión abdominal, con dolor abdominal y vómitos que determinaron en algún momento, consulta por urgencias. El cuadro persistió independiente de la consulta y ante radiografía simple de abdomen se advirtió abundante materia fecal, por lo que se le practicó una colonoscopia extra-institucional donde se describieron dos espasmos severos a nivel de colon descendente, sumado a una fisura anal.

Ante estas circunstancias, en agosto del 2011,  la familia decide consultar en GNP, donde entre otras, se advierte que la alimentación del niño estaba conformada en una amplia proporción por alimentos endurecedores de la deposición,  con escaso contenido de alimentos-fuente de fibra e incluia 2-3 vasos de jugo al día (superando la recomendación de la Academia Americana de Pediatría, que según la edad, sugiere como máximo 1 vaso al día). A partir de la fecha se instauró un tratamiento inicial consistente en desimpactación, reentrenamiento del hábito intestinal, recomendaciones alimentarias acordes con la edad y patología de base, con el acompañamiento de un laxante.

El seguimiento del paciente consistió en controles primero quincenales y luego mensuales, logrando que a los 3 meses de tratamiento no requiriera ya el laxante. Al término de 6 meses el niño se dio de alta, con un diagnóstico final de estreñimiento crónico funcional controlado logrando cambios importantes y persistentes en sus hábitos de alimentación, con inclusión de alimentos-fuente de fibra en cada tiempo de la alimentación, consumo abundante agua y  reintroducción progresiva pero controlada de alimentos constipantes,  actividad física diaria y reentrenamiento y mejoría ostensible de su hábito evacuatorio.

Compartimos este caso “exitoso” porque es evidencia franca de la necesidad de diagnóstico, pero fundamentalmente, de la importancia de la toma de conciencia por parte de padres, cuidadores y familiares, y del principal actor: el paciente, de lo que significa la patología. De manera particular, es una enfermedad netamente “ambiental”-funcional, condicionada por hábitos y estilos de vida, que requiere la introspección de los cambios por parte de la familia y paciente, y asimismo, del mantenimiento de los mismos.

El compromiso del entorno familiar, la suscripción a los patrones de alimentación y ejercicio por parte del niño, demuestran que es factible revertir y “controlar” este tipo de patología.

Mi nombre es Carolina Rodríguez, casada con Luis Enrique Romero, cuando nos enteramos que íbamos a ser padres la emoción llenó nuestros corazones, nuestras vidas y las de nuestras familias, pues así como era nuestro primer hijo, era el primer nieto y el primer sobrino. Posteriormente,  supimos que era niño y decidimos ponerle el nombre que para nosotros era el más lindo del mundo, digno de nuestro primogénito: Alejandro!

"Cuando se quiere, se puede"

Alejandro es un niño de 7 años, con dolor abdominal recurrente y malestar permanente, que lo inhabilitaban incluso para “disfrutar” de su cotidaneidad.

Queremos compartir con ustedes, visitantes de la página web de Gastronutriped, parte del testimonio que nos hizo llegar  una familia cuya niña debutó con sobrepeso y lípidos en el límite.

¡Comer  sanamente  para  verse  bien,  pero  ante  todo para  sentirse  feliz!

Decidimos buscar como familia asesoría profesional para reorganizar y mejorar  la alimentación de nuestra hija de 9 años.

Claro qué sí lo he comprobado en mi proceso de ser mamá. Todo partió desde el momento en que quede embarazada de mi hija Marianna quise que desde mi vientre tuviera el mejor desarrollo por ello creí que alimentarme saludablemente contribuiría a este deseo ¿quién no sueña con su hijo Sano? Creo que todas la mamitas y papitos por ello recurrimos a la asesoría de especialistas, y en ese sentido, busqué la asesoría de un nutricionista que guió mi alimentación, resultando una bebé sana con un peso y talla ideal y lo mejor una mamita que al poco tiempo de tener a su bebé quedó con su figura inicial.