Dra. Andrea Jiménez RIII Pediatría, U El Bosque, Comité editorial Gastronutriped

La microbiota intestinal desempeña múltiples funciones y diversos factores pueden modificarla, entre ellos: Edad, vía de parto, inicio temprano de leche materna, alimentación con fórmula infantil, tipo de alimentación, uso de antibióticos. Para el caso de los antibióticos,  se ha evidenciado que su administración, incluso por ciclos cortos de 5 a 7 días,  disminuye hasta un 25% de la diversidad en la microbiota intestinal, impacto que puede persistir hasta por 2 años.

Dra. Andrea Lozano G, RIII Pediatría, U El Bosque, Comité Editorial Gastronutriped


La ingesta excesiva de jugos tiene mayor prevalencia en la población pediátrica, en Estados Unidos, casi el 90% de los niños en el primer año de edad los consume de manera rutinaria. Colombia no es la excepción, la Encuesta de la Situación Nutricional de Colombia, ENSIN, en el 2010 nos demuestra que ya antes de los 5 meses de edad y de manera ostensible a partir de los 6 meses, nuestr@s niñ@s reciben este tipo de bebidas, con baja densidad de nutrientes, que mayoritariamente proveen solo calorías. Su ingesta se ha asociado directamente con el aumento del peso y del Índice de Masa Corporal (IMC), medida utilizada para evaluar estado nutricional, asimismo, con el incremento en los niveles de lípidos en sangre, ambos, factores condicionantes de enfermedad cardiovascular en el adulto.


¿Por qué jugos y bebidas azucaradas podrían condicionar obesidad y alterar valores de lípidos? Entre muchos aspectos, podría explicarse por su contenido de azúcar, aunque sean naturales y sin adición de algún endulzante extra, estos jugos concentran el azúcar natural de la fruta (fructosa); pero también, porque producen baja saciedad que conlleva a un mayor consumo.

Dra. Andrea Lozano G., Residente III Pediatría U El Bosque, Comité Editorial Gastronutriped

La enfermedad celiaca (EC) es una enfermedad crónica, con compromiso de varios órganos, no solo el intestino o el aparato digestivo. Están involucradas las “defensas”, es decir, el sistema inmune y es inducida o “detonada” por una reacción a las proteínas contenidas en el gluten (trigo, cebada y centeno, avena), en personas genéticamente predispuestas. Es decir, la gran premisa para que acontezca la enfermedad es la “susceptibilidad genética”. Se ha identificado que la EC está fuertemente asociada a los antígenos leucocitarios humanos (HLA) de clase II, HLA DQ2 Y HLA DQ8. Si bien ser “portador” de uno de los dos antígenos es necesario para el desarrollo de la enfermedad, No Es Suficiente; la predisposición genética está presente en alrededor del 30 – 40% de la población general, pero sólo un pequeño porcentaje de portadores (2 – 5%) desarrollan la enfermedad.

De otro lado, los factores ambientales son fundamentales en la patogénesis, es decir, para desarrollar la enfermedad. Tal es así que se ha observado un aumento en la prevalencia de EC en varias situaciones que impactan negativamente sobre la microbiota intestinal. Como parte de esos factores ambientales, se mencionan las  infecciones, tanto de origen bacteriano o viral; estos microorganismos forman y secretan sustancias llamadas “citoquinas” que “activan” vías inflamatorias que son las que contribuyen con la génesis de la enfermedad, al ampliar o amplificar la respuesta al “gluten” en individuos genéticamente predispuestos.

Dr. Andrés Enriquez C, Fellow Gastroenterología 1er. año, Comité Editorial GNP

La leche materna es el mejor alimento para el bebé, debe ser exclusiva en los primeros seis meses de vida y luego, debe acompañar la introducción de alimentos, manteniéndola el mayor tiempo posible, tal como lo estipula la OMS. En ocasiones, algunos bebés presentan coloración amarilla de sus ojos y piel, siendo diagnosticados con "ictericia por leche materna". Este diagnóstico en ningún momento es indicativo para suspender la lactancia o de que la leche contenga alguna "sustancia tóxica" para el bebé.
Desde el punto de vista clínico, la leche materna se ha relacionado con ictericia en dos escenarios,  ictericia por lactancia materna o ictericia por leche materna  (ver tabla 1).

1. Ictericia por lactancia materna: Se produce en los primeros 3-5 días de vida, ocurre hasta en el 9% de los recién nacidos alimentados con leche materna exclusiva, se produce por deshidratación y pérdida de peso del recién nacido asociado a una baja producción de leche materna (hipolactea) que es insuficiente para la alimentación del bebé. La ictericia es a expensas de bilirrubina indirecta elevada.

Dra. Erika M Sanabria, RIII Pediatría U El Bosque, Comité Editorial Gastronutriped

cancer-colonLa fibra dietaria se ha definido como las sustancias presentes en vegetales, frutas, granos, cereales enteros e hidratos de carbono naturales, que no son digeridas en su totalidad ni absorbidas en el intestino delgado y que presentan fermentación parcial y/o completa por la flora del colon de los seres humanos, ejerciendo un efecto fisiológico benéfico para la salud.

Una dieta balanceada y con adecuado aporte de fibra favorece la conformación y/o modificación de una microbiota intestinal saludable. Este concepto es muy importante porque en las últimas décadas se ha establecido que la microbiota intestinal juega un rol fundamental en el desarrollo del cáncer colorectal, patología que genera gran morbimortalidad alrededor del mundo, principalmente en países en vía de desarrollo como es el caso de nuestro país. En el artículo “Dietary and Lifestyle Factors Associated with Colorectal Cancer Risk and Interactions with Microbiota: Fiber, Red or Processed Meat and Alcoholic Drinks” se señala que un consumo suficiente de fibra, acorde con la edad y género, el bajo consumo de carne roja y/o carne procesada, así como reducir al mínimo el consumo de alcohol se han asociado con un menor riesgo de cáncer colorectal.

En Colombia, según la Encuesta nacional de la situación nutricional del 2005, hay un déficit importante en el consumo de fibra y solo el 6% de la población cubre los requerimientos mínimos.

Por tanto, dadas las evidencias, es fundamental fomentar el consumo de vegetales, frutas, cereales y granos enteros, acorde con la edad y siempre acompañados de agua, como parte de una alimentación balanceada, pero por sobre todo, como estrategia preventiva, para alcanzar una vida más saludable.

Si quiere leer más sobre el tema, puede mirar

Tuan J, Chen YX. Dietary and lifestyle factors associated with colorectal cancer risk and interactions with microbiota: Fiber, red or processed meat and alcoholic drinks.Gastrointest Tumors 2016;3(1):17-24

gastroenterologo pediatra-bogota-colombiaLa enfermedad celiaca es una enteropatía autoinmune crónica influenciada por factores genéticos y ambientales. Para el desarrollo de la enfermedad, debe existir un factor gatillador, “el gluten”, proteína presente en trigo, cebada, centeno,  que genera una respuesta anómala de las células T dirigidas contra los fragmentos del gluten, determinando una respuesta proinflamatoria que conlleva a un daño tisular intestinal.

Existen otros desórdenes relacionados con la ingesta del gluten, como la sensibilidad no celiaca al gluten (NCGS), la alergia al trigo. En cuanto a la sensibilidad al gluten, las manifestaciones pueden aparecer horas o días después de la ingesta del gluten. La base fisiopatológica parece explicarse por una proteína dietética gatilladora, posiblemente algún componente distinto al gluten, generando una respuesta innata anómala También, se han postulado alteraciones en la permeabilidad del intestino delgado que provocan la absorción excesiva de péptidos derivados del gluten, aunque se sigue investigando al respecto. Por otro lado, no se han identificado factores predisponentes genéticos para la NCGS.

En la actualidad no hay biomarcadores diagnósticos específicos para esta patología, por lo que al diagnóstico debe establecerse un vínculo claro entre la ingesta de gluten y la aparición de los síntomas. Es importante destacar que estos pacientes tienen síntomas similares a los pacientes con síndrome de intestino irritable, con dolor y distensión abdominal, anomalías en hábitos defecatorios, además de otras manifestaciones extradigestivas como fatiga, mialgias, artralgias, dermatitis (eccema o exantema), anemia, y síntomas neurológicos.