Comité Editorial GNP

(PRIMERA ENTREGA)

Para leer más sobre el tema revise:  
Organización Mundial de Gastroenterología. Guías de la Organización Mundial de Gastroenterología. “Enfermedad del hígado graso no alcohólico y esteatohepatitis no alcohólica”. Junio de 2012.

Huang, J. et al, for the NASPGHAN Obesity Task Force. Consensus Statement. “Childhood Obesity for Pediatric Gastroenterologists”. JPGN 2013; 56 (1): 99-109.  


“La OMS, en el 2010, reconoce que el impacto de la enfermedad hepática representa un problema importante para la salud pública a nivel mundial”. En una amplia proporción, este tipo de enfermedades se correlaciona con la presencia de obesidad.

Gastronutriped, preocupada por el avance de la obesidad pediátrica en nuestro país, según la ENSIN 2010, 20.6% de los niños menores de 5 años de edad tienen sobrepeso y el 6% son obesos, plantea la necesidad de evitar no solo la malnutrición sino las complicaciones asociadas, tales como el hígado graso.


•A nivel mundial, la incidencia del hígado graso no alcohólico se ha duplicado en las últimas décadas, pudiéndose encontrar en niños menores de 10 años.

•Definiciones

-Hígado graso no alcohólico: Es una afección determinada por la acumulación excesiva de grasa (en forma de triacilglicéridos) en el hígado, que supera el 5% de su peso.

-Esteatohepatitis no alcohólica: Es la forma histológica más severa de la enfermedad del hígado graso no alcohólico, que cursa además, con daño e inflamación de los hepatocitos. Esta fase puede conllevar a  cirrosis, falla hepática y carcinoma hepatocelular.


No se sabe a ciencia cierta cuál es la etiopatogenia. Sin embargo, la resistencia a la insulina, vinculada a la obesidad, es un elemento central en la patogenia del hígado graso. Por ende, la enfermedad del hígado graso no alcohólico se ha correlacionado tanto con obesidad como con diabetes.


•De manera particular, la fase más avanzada, es decir,la esteatohepatitis se considera la expresión hepática del síndrome metabólico (en el que convergen enfermedades como diabetes mellitus tipo 2, resistencia a la insulina, obesidad central, hiperlipidemia ((bajos niveles de lipoproteína de alta densidad (HDL)/colesterol, hipertrigliceridemia)), e hipertensión).


•    Uno de los aspectos predisponentes más importantes es la inflamación permanente que cursa con la producción de adipoquinas, citoquinas, la presencia de LDL oxidadas (LDL colesterol oxidado), la sobreexpresión de receptores tipo Toll  y el estrés oxidativo en general. Todos los anteriores, contribuyen con la esteatosis y con la progresión del daño hepático en pacientes  genéticamente susceptibles.

•El  hígado graso no alcohólico, asociado a obesidad y a síndrome metabólico, puede exacerbar otras enfermedades hepáticas.

La manifestación de la enfermedad es variable, siendo asintomática por años, o existiendo síntomas inespecíficos como  fatiga, malestar y molestias abdominales, generando daño celular que puede llevar a cirrosis y carcinoma hepatocelular.

•Asimismo, algunos signos de progresión de la enfermedad son ascitis, hepatomegalia, eritema palmar, ictericia, encefalopatía hepatocítica, entre otros.

•En el 10% de los pacientes, las transaminasas pueden estar normales, pero si se sospecha la enfermedad, deben solicitarse a todos los pacientes.

•De igual manera, la ecografía se debe tomar a todos los pacientes con sospecha de hígado graso no alcohólico.

Biopsia hepática. Si bien es invasiva, puede presentar algunos errores e inconsistencias en la interpretación de la histopatología (según la experticia del patólogo), es la única herramienta certera para establecer el diagnóstico y determinar el estadío del la enfermedad del hígado graso no alcohólico.