Comité Editorial GNP
(SEGUNDA ENTREGA)
Para leer más sobre el tema revise:
Organización Mundial de Gastroenterología. Guías de la Organización Mundial de Gastroenterología. “Enfermedad del hígado graso no alcohólico y esteatohepatitis no alcohólica”. Junio de 2012.
Huang, J. et al, for the NASPGHAN Obesity Task Force. Consensus Statement. “Childhood Obesity for Pediatric Gastroenterologists”. JPGN 2013; 56 (1): 99-109.
• Factores de riesgo. Entre múltiples factores de riesgo, caben mencionar, la resistencia a la insulina y/o el síndrome metabólico, antecedentes familiares (predisposición genética), la etnia (mayor riesgo en asiáticos e hispanos) y el uso de algunos medicamentos como corticoides, metrotexate y antirretrovirales).
• Como factores predisponentes para el avance de la enfermedad, pueden mencionarse la obesidad, el incremento del IMC así como una cintura abdominal aumentada, la diabetes mal controlada, hiperglicemia e hipertrigliceridemia, resistencia a la insulina, sedentarismo, síndrome metabólico.
• Entre las comorbilidades o situaciones que aumentan la probabilidad de desarrollar enfermedad de hígado graso no alcohólico figuran: dislipidemia, resistencia a la insulina, síndrome metabólico, diabetes mellitus tipo 2, síndrome de ovario poliquístico, pérdida de peso, nutrición parenteral total, hepatitis C, diverticulosis, apnea obstructiva del sueño.
• El pronóstico de la enfermedad del hígado graso no alcohólico empeora cuando se presenta asociada a otras patologías como hepatitis C o VIH.
• En casos severos, cuando existe insuficiencia hepática, el trasplante hepático es perentorio.
• Los antioxidantes y los agentes antifibróticos, como la vitamina E y la pentoxifilina, si bien no se han aprobado para el tratamiento, se indican en algunos casos.
• El cambio en los estilos de vida: alimentación saludable, ejercicio, descanso apropiado, es el pilar fundamental para revertir los cambios producidos por la enfermedad de hígado graso no alcohólico.