• Huang J, et al Childhood Obesity for Pediatric Gastroenterologists. JPGN 2013; 56: 99–109.
• ENSIN, 2010

PRIMERA ENTREGA

• A nivel mundial, se han incrementado la obesidad así como sus comorbilidades y complicaciones, y la población pediátrica no escapa a este fenómeno.

• En Estados Unidos, la prevalencia de la obesidad es del 17 %. En Colombia, según la Encuesta Nacional de la Situación Nutricional (ENSIN) 2010, el 5.2% de los niños menores de 5 años tienen obesidad y 20.2% tienen sobrepeso.

• Diferentes factores favorecen el desarrollo de la obesidad, entre ellos, la predisposición genética, pero el medioambiente a través de la epigenética, es fundamental en la modulación de dicha expresión. En este sentido, los primeros 1000 días, que incluyen la gestación y los 2 años de vida postnatal, resultan esenciales en la programación metabólica del niño/a.

 

• Entre esos factores moduladores, la mayoría concentrados en los primeros 1000 días de vida, se mencionan: el estado nutricional de la madre previo a y durante la gestación, la dieta de la mamá lactante, el aumento de peso de la mamá durante la gestación, el ritmo de crecimiento del niño en los primeros meses y años de vida, factores sociales y culturales, los estilos de vida consistentes en la alimentación actividad física y patrón de sueño del niño y del adolescente, entre otros.

• Las comorbilidades que conlleva la obesidad son multiorgánicas. A nivel gastrointestinal, se han descrito la esteatosis hepática, colelitiasis, estreñimiento, encopresis, síndrome de intestino irritable y la enfermedad por reflujo gastroesofágico, entre otras.

• En los niños con obesidad es esencial determinar si existe alteración hepática. Con ese fin, se deben evaluar marcadores hepáticos como transaminasas, realizar ecografía o resonancia magnética para valorar si hay fibrosis e infiltración grasa. La biopsia hepática es la prueba de oro para el diagnóstico, porque permite evaluar los cambios histológicos, no obstante, sigue el debate respecto de quiénes son candidatos para la misma (es decir, a qué niños se les debe indicar).

• También, es importante evaluar si estos niños con exceso de peso, sobrepeso y obesidad, presentan deficiencias nutricionales. En niños obesos, se han encontrado deficiencias de Vitamina D y calcio, que pueden relacionarse con la reducción de los niveles de 25- hidroxi-vitamina D, bajos niveles de actividad física, mínima exposición al sol y el aumento del tejido adiposo. Además, en ellos, se ha observado disminución de otros nutrientes como carotenos, alfa tocoferol (vitamina E), y ácido fólico.

• Por otro lado, cabe destacar la importancia de evaluar y detectar diferentes afecciones de índole psicosocial tales como el bulling desde los pares hacia el niño o desde el mismo niño hacia sus pares. Se han descrito otras alteraciones a este nivel entre ellas, falta de autoestima, insatisfacción con su imagen corporal, aislamiento social, marginalización, pobre ajuste social, depresión, ideas y/o intento de suicidio, rendimiento académico pobre, otros trastornos de la conducta alimentaria, entre otras.

• En este sentido, es esencial que los especialistas y profesionales tratantes den la importancia pertinente a estos aspectos biopsicosociales y colaboren con su resolución, así como evitar, ellos mismos, el rechazo o la condena de la patología por la que el niño está siendo víctima.