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Dra. Tatiana Mariño M. Residente III de Pediatría. Universidad El Bosque – Comité Editorial Gastronutriped


La pancreatitis aguda es un problema emergente, con una incidencia cercana a 13/100.000 niños. La mayoría de las veces resuelve espontáneamente, no obstante, en el 10-30% hay complicaciones locales y/o sistémicas. Un equipo de trabajo de la NASPGHAN (North American Society for Pediatric Gastroenterology, Hepatology, and Nutrition, por su sigla en inglés), se reunió para clasificar y definir la gravedad de la pancreatitis aguda, porque en pediatría, no son aplicables los criterios establecidos para los adultos. Asimismo, definieron herramientas para evaluar la eficacia y los resultados terapéuticos. A tales efectos, revisaron la evidencia disponible.

La definición actual de pancreatitis aguda en pediatría se corresponde con:


Presencia de por lo menos 2 de los 3  criterios siguientes:

-Dolor abdominal compatible con origen pancreático

-Amilasa y/o lipasa elevadas, al menos 3 veces el límite superior normal

Y hallazgos imagenológicos compatibles con inflamación del páncreas.

En resumen, el comité de trabajo sobre páncreas estableció que la pancreatitis aguda puede clasificarse en leve, moderada o severa:


-    Leve: Si no se asocia con fallo de órganos, complicaciones locales o sistémicas y resuelve dentro de la primera semana posterior a la presentación (más común en pediatría).

-    Moderada a severa: Si presenta insuficiencia o fallo de órganos por un tiempo menor a 48 horas o, si aparecen complicaciones locales (acumulaciones de líquido o necrosis) o sistémicas (exacerbación de la comorbilidad previamente diagnosticada – por ejemplo- enfermedad pulmonar o enfermedad renal).

-    Severa: Si se asocia con disfunción orgánica que dura más de 48 horas. La insuficiencia orgánica persistente puede ser única o múltiple y, puede desarrollarse más allá de las primeras 48 horas de inicio.

Si quieres leer más :

Abu-El-Haija M1, Kumar S, et al. Classification of Acute Pancreatitis in the Pediatric Population: Clinical Report From the NASPGHAN Pancreas Committee.J Pediatr Gastroenterol Nutr. 2017 Jun;64(6):984-990.

Carol Trujillo S, RIII Pediatría, Universidad El Bosque-Comité Editorial Gastronutriped


En los pacientes con fibrosis quística la inapetencia es común. Durante años se ha estudiado el efecto de los estimulantes del apetito en pacientes con fibrosis quística con inapetencia para observar si colaboran con la mejoría del peso y de su salud en general. Sin embargo, surgen inquietudes sobre los efectos adversos y del verdadero impacto, a largo plazo, de este tipo de medicación. Algunos estimulantes del apetito más usados y estudiados son: Clorhidrato de Ciproheptadina, Acetato de Megesterol, Hormona de Crecimiento y Oxandrolona.

En una revisión sistemática publicada en Cocrhane que compara Acetato de Megesterol y Clorhidrato de Ciproheptadina vs placebo (sustancia farmacológicamente inerte que se utiliza como control) se encontró que su uso por alrededor de 6 meses podría tener un efecto positivo sobre el peso y el apetito.

Por otro lado, en la literatura se han evidenciado efectos adversos tales como alteración de la glicemia (control del azúcar en sangre), fatiga, cambios en el estado de ánimo, retención de líquidos, aumento en la dificultad respiratoria, somnolencia, alteraciones de la coordinación. Asimismo, hay un reporte de casos en niños usando dosis adecuadas (terapéuticas) en quienes se observó un cuadro de intoxicación anticolinérgica.

Por tanto, los pacientes con fibrosis quística a quienes se prescriba el medicamento deben ser aquellos con pérdida de peso secundaria a inapetencia franca y se debe descartar, previo a su inicio, otras posibles causas de inapetencia, tales como

1. Infección respiratoria o exacerbación de la enfermedad pulmonar.
2. Estreñimiento.
3. Síndrome de obstrucción de Intestino Delgado (SOID)
4. Retardo en el vaciamiento gástrico (enfermedad por reflujo gastroesofágico)
5. Excesiva dosis de enzimas pancreáticas.
6. Pólipos nasales o sinusitis, porque generan disminución en los sentidos de olfato y gusto (alteran la recepción de alimentos).
7. Depresión, ansiedad, estrés, tristeza, duelo.
8. Trastornos de la conducta alimentaria (anorexia nerviosa- bulimia)
9. Dolor abdominal, flatulencia.
10. Enfermedad inflamatoria intestinal.

Por lo anterior es importante que los estimulantes del apetito sean ordenados por un profesional de la salud, preferiblemente el médico tratante experto en Fibrosis Quística, después de haber descartado posibles causas de inapetencia, con el debido seguimiento, para evitar los posibles efectos adversos mencionados.

Es fundamental destacar que constituyen una solución transitoria y una vez suspendidos, los resultados obtenidos, en términos de apetito y peso, no siempre se mantienen.

Si quiere leer más sobre el tema, puede mirar
1. Chinuck, R., Dewar, J., Baldwin, D. R. & Hendron, E. Appetite stimulants for people with cystic fibrosis. The Cochrane Library, 2014.
2. Milla, C. E. Nutrition and lung disease in cystic fibrosis. Clinics in chest medicine 2007; 28(2): 319-330.
3. Nasr, S. Z. & Drury, D. Appetite stimulants use in cystic fibrosis. Pediatric pulmonology 2008; 43(3), 209-219.

Dra. Carol Trujillo S., RIII Pediatría, Universidad El Bosque – Comité Editorial Gastronutriped

Las enfermedades infecciosas transmitidas por alimentos son una causa común de enfermedad y muerte en el mundo entero.  En Estados Unidos, se estiman 9,4 millones de casos de enfermedades transmitidas por los alimentos al año, 59% por infecciones virales, 27% de las cuales requieren hospitalización y 12% terminan en muerte.
Dos virus muy comunes y de alto impacto negativo son el de la Hepatitis A y el de la influenza aviar Aichi.
El virus de la Hepatitis A  (VHA) es de gran importancia epidemiológica, se transmite por alimentos o bebidas contaminados o por contacto directo con una persona infectada por el virus. Es  un virus muy estable en el tracto gastrointestinal y después de que se excreta en las heces de la persona infectada, con alta resistencia al estrés ambiental, puede sobrevivir durante largos períodos en agua dulce, salada y en el suelo, se requieren temperaturas mayores a 85 °C para inactivarlo, se ha demostrado que resiste a diferentes métodos de inactivación como detergentes, congelación y pH por debajo de 2.
Por otro lado, el virus de influenza aviar Aichi (VIA) también es de transmisión alimentaria, en los seres humanos causa gastroenteritis con síntomas que incluyen diarrea, náuseas, vómitos, dolor abdominal y fiebre. Se ha aislado en mariscos contaminados con aguas residuales. El VIA, in vitro, tiene buena estabilidad en condiciones ácidas tan bajas como un pH de 2 y es resistente a los métodos convencionales de inactivación incluyendo calor, alcoholes, cloro, alta presión hidrostática, cloroformo y detergentes.

Un estudio buscó determinar la supervivencia de ambos virus, VHA y VIA, en algunos jugos comerciales con más de 21 días de refrigeración a 4°C de temperatura; encontró que el VHA tiene mayor supervivencia que el VIA. Sin embargo, a pesar de tener menor supervivencia, el VIA no se erradicó totalmente por la refrigeración. A los 21 días de refrigeración, el VHA no mostró ninguna reducción en la cantidad de virus comparado con el primer día de refrigeración.
También, el VHA se ha encontrado en la parte exterior de botellas plásticas de agua mineral con supervivencia de hasta 9 meses a 4 ° C de temperatura. Y, se ha identificado en zanahorias e hinojo después de 7 días de refrigeración a 4 ° C.
Con estos hallazgos se demuestra, que, contrario a la creencia, el almacenamiento a baja temperatura no es una intervención que asegure la reducción de la carga viral en los alimentos.

Es fundamental mantener la nevera bien limpia, hacerle una limpieza profunda por lo menos una vez a la semana.
Además, una práctica muy importante es higienizar contenedores, botellas, empaques de los alimentos que se compran en el mercado, previo a su ubicación en la nevera. Asimismo, deben tenerse en cuenta las fechas de vencimiento declaradas en los empaques, previo a su compra y supervisarlas antes de su uso o consumo en la casa. Y, separar alimentos “crudos” de alimentos “cocidos” para que no se contaminen estos últimos.
 
Si quieres leer más sobre el tema…
1.Sewlikar S. & D’Souza D. H. Survival of hepatitis A virus and Aichi virus in cranberry-based juices at refrigeration (4° C). Food Microbiology 2017; 62: 251-255.
2.Baker S. S., Cochran W. J., Greer F. R., Heyman M. B. et al. The use and misuse of fruit juice in pediatrics. Pediatrics 2001; 107(5): 1210-1213.

Dra. Tatiana Mariño M. Residente III año Pediatría. Universidad El Bosque-Comité Editorial Gastronutriped

El cuerpo del niño es agua en un 65 al 80%, 79% en el recién nacido y disminuye hasta el 60% a los 12 meses, porcentaje que se mantiene hasta los 12 años de edad. El ser humano obtiene agua de tres fuentes: la principal es el agua como tal (70 a 80%), seguida por el agua que hace parte de los alimentos que se consumen (20-30%) y por último, el agua que se produce como resultado de la ruptura y metabolismo de los nutrientes (proteínas, azúcares y grasas). Las necesidades de agua se relacionan con el consumo calórico, representan del 10-15% del peso corporal por día en los lactantes y del 2-4% en los adultos.

El agua tiene diferentes funciones, entre ellas, transportadoras, estructurales, reguladoras, facilita digestión, absorción y metabolismo, se encarga de la termorregulación, como lubricante y amortiguador.

Aunque existen mecanismos reguladores que evitan la deshidratación, el organismo no almacena agua eficientemente, por lo que se debe tomar agua, para evitar alteraciones en la homeostasis.

Durante los primeros seis meses de vida, los recién nacidos y los lactantes que se alimentan exclusivamente del seno materno, NO REQUIEREN NINGÚN OTRO LÍQUIDO. Es decir, no se los debe suplementar con agua ni con otro líquido.

Después de los 6 meses de vida, cuando se inicia la alimentación complementaria, al tiempo, debe brindarse “suplementación con agua”, es decir, darle agua como tal.

El Instituto de Salud de Estados Unidos recomienda un rango de agua según edad y género, aspecto que se ilustra en la Tabla No. 1. En Colombia, el Ministerio de Salud y Protección Social, incluye las mismas recomendaciones para la ingesta de agua.
Ninguna otra bebida sustituye el requerimiento de agua como tal. Jugos y gaseosas u otro tipo de bebidas azucaradas no hidratan al niño.

Tabla No. 1 Recomendaciones de ingesta de agua en pediatría (Basado en Instituto de Salud EEUU)

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Es fundamental que los niños cubran sus necesidades de agua. En ese sentido, debe educarse a la población, la comunidad, los padres de familia y cuidadores, medios de comunicación así como a los profesionales involucrados en guiar a la familia.
A promover el consumo de agua! Y a tomar agua…..Establecer hábitos saludables es parte de nuestra obligación y el ejemplo es la mejor herramienta.

Si quieres leer más sobre el tema puedes mirar…
-    Miñana V. Agua de bebida en el niño. Recomendaciones prácticas. Acta Pediatr Esp. 2009; 67(6): 255-266.
-    Rodríguez-Weber MA, Arredondo J, García-de la Puente S y col. Consumo de agua en Pediatría. Perinatol Reprod Hum 2013; 27 (Supl. 1): S18-S23.
-    MINISTERIO DE SALUD Y PROTECCIÓN SOCIAL. RESOLUCIÓN NÚMERO 003803 DE 2016. Recomendaciones de Ingesta de Energía y Nutrientes- RIEN para la población colombiana y otras disposiciones.

Dra. Andrea Jimenez RIII Pediatría, U El Bosque, Comité editorial Gastronutriped

Tradicionalmente, el reposo pancreático, sin alimentación enteral, ha sido el manejo conservador de la pancreatitis aguda, con líquidos endovenosos, analgesia y monitoreo. Hoy en día, se ha re evaluado el impacto del inicio temprano de la nutrición enteral en este tipo de enfermos.

En pacientes con pancreatitis aguda leve, la alimentación por vía oral puede iniciarse en las primeras 24 – 48 horas, más aun, algunos estudios señalan que puede administrarse una dieta "normal". En un 10% de estos pacientes puede presentarse "agudización" del dolor abdominal, en esos casos debe suspenderse la vía oral por 24 horas y el reinicio dependerá de la evolución clínica.

Cabe mencionar que el incremento en los valores séricos de las enzimas pancreáticas, no es una indicación para suspender la alimentación.
En los pacientes que cursan con pancreatitis agua severa, también se recomienda el inicio temprano de nutrición, ya sea por vía enteral o parenteral. En la medida de lo posible, la vía enteral tiene primacía por el menor riesgo de complicaciones. Las indicaciones para nutrición parenteral son: intolerancia a la nutrición enteral por íleo prolongado, fístula pancreática y síndrome abdominal compartimental.

Si quiere saber más sobre el tema, puede leer: Srinath, A. Lowe, M. Pediatric Pancreatitis. Pediatrics in Review 2013;34;79